Monday, May 19, 2025

LOCURA



La declinación de un imperio parece engendrar crecientes brotes de locura individual y colectiva.

O en todo caso, cada loco en su extraviado delirio avisa que el mundo ha devenido un laberinto que más se desquicia a cada paso.

Pero la locura estuvo, larvada, desde el principio.

No otra cosa que un extremo delirio requiere el nacimiento de este y de aquel y de todo imperio y, luego, más locura aún requiere el diseño de la aparente cordura que lo justifique y eternice.

Un extenso mapa de "razón" se pretende a sí mismo todo imperio sobre todas las cosas.

A través de él pasarán millones de seres concibiéndose a sí mismos y al mundo, de acuerdo a las marcas de esa cartografía absurda. Querrán amar, ser justos o libres siguiendo coordenadas cerradas sobre sí mismas, que conducirán tan solo a su propio artificio.

Pero ese mapa de las cosas, detenido en su gloria, no es las cosas, siempre en constante mutación.

Un día vendrá la locura.

Ya inocultables brotes delirantes germinando frenéticamente entre las hendiduras y agrietamientos, atravesando a tu cuerpo, al mío, al de cualquiera que se vea alcanzado por la salvaje proliferación.

La irrupción de lo que naturalmente cambia de forma, cuando se inicia el resquebrajamiento inexorable, la disgregación indetenible, el dislocamiento entre la palabra imperial y las mutaciones que esa palabra ya no puede contener, el enloquecimiento de las brújulas.