Me dejo caer o salgo volando
estrepitoso desparpajo
de plumas que no tengo.
Corro desaforadamente.
Me voy siempre de cada sitio.
Nunca llego a ningún lado.
El suelo es mutante como la memoria:
quién sabe de qué se escapa
No hay partida ni llegada.
Siempre intento alejarme
del lugar donde creo que supe
que siempre debo escapar.
Pesadilla recurrentemente inmóvil
Aún no me desplazo
Me despierto
La trampa mortal
sigue aquí
besándome dulcemente...
El Cosmos será fugaz
no durará nada
pero parecerá casi eterno
para una conciencia que habrá durado
miles de millones de veces menos.
Tal vez sea un error.
Eso, en el caso de que nada
nunca
haya comenzado
ni vaya a terminar.
Hay que descifrar signos encriptados para poder desactivar el estallido.
Pero cada develamiento desencadena una operación mágica sobre el grafo que le sigue, haciéndolo más enigmático aún. La detonación será en algún momento incierto pero inexorable.
Nadie sabe cuanto tiempo resta. Sólo queda cada instante.
El cuerpo ,así, en el ínfimo entresijo entre un segundo y el que sigue, se ha hecho inmenso, intenso, casi tan vasto como todas las galaxias.
Eterno, como cada última palabra.
Revelador como el primer gesto antes de todo.
En los Museos de las Cicatrices y los Tajos
las momias invitan a tomar café
por toda la eternidad,
recuerdan cada detalle embalsamado,
y ya no hablan de otra cosa.
Suelen ofenderse ,crispadas,
con las especies descaradas que cambian de piel
y abandonan con hermosa displicencia
en las ciudades baldías del mundo
cueros tajeados sin retorno.
Es una piedra
siempre fue una piedra dice.
Pero ayer era un muro
y sentía haber sido siempre muro.
Antes fue musgo,
eternamente.
También supo ser un alga,
convencida de un largo pasado de alga,
confiada de los mejores augurios,
temerosa de sombrías debacles.
Imaginación de un instante alga,
orgullo-alga.
Borrado ayer de agua, salitre, pájaro,madera, babirusa, paramecio.
Inimaginable futuro de musgo, muro, piedra.
Nada como su conciencia.
Nada menos fundado
ni más cierto.
Pero el efecto, cada vez más intenso, es cada vez más efímero. Deben ir por más , cada vez más rápido.
En el reverso de esa trama enredada, prodigan su mirada desaforada, a través de sus mirillas de voyeur-francotirador. Aprietan el gatillo a cada instante y la bala describe un raro arabesco para dar finalmente de lleno en la nada de su propio orgullo.
El dolor se calma Con miradas.
Dios los bendiga.
_ Nada hay más allá
del lenguaje _ repitió como loro por enésima vez el derridiano monitor
_ Yo creo que sí _ chicaneó el diletante sarcástico
_ A ver, ¿qué cosa?.
Decimeló _ replicó picarón el derridiano
_ ¡No puedo! _ contestó astuto el diletante _ no podría usar
el lenguaje para referirme a lo que hay por fuera del lenguaje…
_ ¡Entonces no podés conocerlo! _ sermoneó el monitor _ ¡no
podés referirlo!
_ ¿Y vos te creés que estás conociendo algo, o refiriéndote
a algo o diciendo algo con el lenguaje? _ se defendió con el lenguaje el sarcástico_ ¿ o
es que apenas te estás mordiendo la cola?
Apenas había
comenzado a decirlo cuando el derridiano monitor se convirtió en culebra, se mordió
la cola y se fue rodando a ver si encontraba a alguien a quien cobrarle entrada
para que lo mirara girar en círculo , siempre otro círculo pero el mismo. Pero
el sarcástico monitor tal vez no alcanzó a terminar de decirlo antes de
evaporarse desde los pies hasta la sonrisa. Tal vez el final de la frase sea
solo producto de nuestra imaginación.
Rescatemos las cosas de las
palabras
porque las cosas no son:
solo desean moverse,
las palabras existen demasiado
y aman demasiado la quietud
de no significar nada
Todo monstruo
Inocente
brutal
mortal
ternura
Un bricolaje de cadáveres
incapaz de perfidia
Una efigie de barro
atesora una sola palabra
incapaz de maldad.
Perverso quien moteja monstruosidad
expedicionario
de una cacería de antorchas,
el que borra la letra ,
estrategia letal
arranca de un tajo la ilusión
que tenía cada monstruo por su extraña
maravillosa vida
Perverso para volver a dormir satisfecho
por haber vuelto a hacer del mundo
un lugar tranquilo,
para volver a otro sueño húmedo
del algún desastre.
Máquina infernal de piel frágil y uñas afiladas
chantajeada a cada instante por películas y endorfinas
de la excitación a la frustración se cumple el ciclo
chorrea grasa
vomita fastidio
lo traga todo en un extremo
más devuelve por el otro
y lo que sobra nunca alcanza
basta una mirada para abrirle un tajo lacerante
destroza todo lo que toca y no lo sabe
Multiplicada por miles
siempre es única,
víctima, culpable.
ciudad estúpida de máquinas infernales,
ciudades estúpidas por todo el orbe
sangre, tripas, desparramos,
cadáveres emocionales,
monsergas , quejas y ruido mental
que afean el paisaje
para provecho de vaya a saberse quién....
METABOLITO
#1
La Verdad surge cuando una palabra falla.
No confundirse: no estaba oculta, acaba de nacer.
No confundirse: no es real.
No confundirse: cuando la palabra se recomponga y crea nombrarla, ya no
estará allí.
METABOLITO
#2
Hay
un piano enterrado en el jardín. Excavando un poco se alcanzan algunas teclas y
se recupera un sonido apagado pero muy bien afinado. Apartando un poco
más de tierra se puede intentar una melodía.
¿Cómo
pude ser que ese piano esté enterrado allí?
¿Cómo
puede ser que no reaccione?
Es
siniestro.
Debería
estar desenterrando ese piano y no escribiendo esto.
METABOLITO #3
Las fábulas y los anestésicos
comenzaron a dejar de hacer efecto
En un intento desesperado corrí
hasta el supermercado
a comprar felicidad esquivando los
cráteres
que se están abriendo a cada paso
Ahora tan solo tengo una siniestra
lata de tomates
que me mira con sorna desde un
estante en la cocina
En cualquier momento algo
estallará:
o esa maldita lata o cualquier
otra cosa,
y ya no quedará ensoñación posible
para disimular eso de lo que
estamos huyendo
hace ya tanto.
Sideral errancia
solo visible su fulgurante cabellera
ante la inminencia de alguna estrella
que apenas torcerá su rumbo
en la medida de un par de galaxias.
La atracción conlleva la repulsión.
Hay algo que desea el choque
la explosión fugaz
la desintegracion.
Hay algo que desea el eterno retorno
del vago sinsentido
descomunal invisibilidad
fugazmente interrumpida
cada un milenio
o dos.
