Algunos no sienten nada y tendrían para no sentir nada
durante siete vidas.Otros sienten demasiado, sienten hasta lo que no sucede.
Así, cada debacle es previsible
No sorprende ningún espanto.
Los anestesiados no conciben caricia alguna sino como un ultraje
La noticia de algún sentido o su inminencia los subleva.
Los ardidos sienten el paso de cada segundo como una
cuchillada
Y hasta lo que aún no sucedió debe ser restañado.
A todos les sucede ser unos o ser los otros
alternativamente
infinitas veces
El desencuentro es inevitable
en todo tiempo
No ha habido ley que haya podido definir nunca ni abarcar
los matices infinitos del crimen.
Lo que es extraño es la traición.
Casi nadie traiciona.
Todos avisan, a su modo.
Más habitual es la hipocresía,
la de fingir sorpresa.
Cuatro palabras despiertan a un lado y al otro el desprecio y el instinto asesino:
Todo podría ser diferente