MOHO

 

En los Museos de las Cicatrices y los Tajos
las momias invitan a tomar café
por toda la eternidad,
recuerdan cada detalle embalsamado,
y ya no hablan de otra cosa.
Suelen ofenderse ,crispadas,
con las especies descaradas que cambian de piel
y abandonan con hermosa displicencia
en las ciudades baldías del mundo
cueros tajeados sin retorno.

Las Momias salen por las noches a recolectar pellejos usados
tirados por los asfaltos del planeta
para la nueva temporada
y alguna que otra se anima
a dejar sus vendas enganchadas en algún cartel publicitario
desenrrollándose en silencio sigiloso
disgregándose
y con ella estallando
la indignación de las otras,
las ciudades, el planeta,
y todo lo demás.

QUE NO PUEDO PARAR DE SONREÍR

 

Es una piedra
siempre fue una piedra dice.
Pero ayer era un muro
y sentía haber sido siempre  muro.
Antes fue musgo,
eternamente.
También supo ser un alga,
convencida de un largo pasado de alga,
confiada de los mejores augurios,
temerosa de sombrías debacles.
Imaginación de un instante alga,
orgullo-alga.
Borrado ayer de agua, salitre, pájaro,madera, babirusa, paramecio.
Inimaginable  futuro de musgo, muro, piedra.
Nada como su conciencia.
Nada menos fundado
ni más cierto.