Monday, July 21, 2025

VAMPIROS DESERTORES

No hay deseo que no sea legítimo.

No hay deseo que no sea real.

No hay deseo que no sea infundado

 

Nos habremos perdido un sábado…

Prolongábamos la noche hasta el rugido del primer gorrión, y era la evidencia de que  todo había sido en vano la que ganaba una vez más y nos volteaba de una trompada.

Sábado parece el nombre de algo maldito.

Sábado tras sábado, durante miles de años. O quizás unos pocos, o tal vez solo uno, ya no podemos saberlo. Cualquier sábado puede ser en sí mismo todos los sábados de la eternidad , prometiendo perversamente  que acontecerá lo que nunca.

Y nosotros a la deriva mirando siempre todo desde afuera. Mentira.

Zombies hermosos al principio, ajándonos y agrietándonos lenta, inexorablemente sin advertirlo en lo inmediato, hasta el momento en el que el espanto no permitiera reconocernos en el afantasmado reflejo de alguna vidriera nocturna, ajenos a la inutilidad manifiesta que durante el día mueve al mundo.

El deseo nunca es nuestro, el ansia nunca es nuestra, pero sí es nuestro el cuerpo  que arde inconducentemente durante sábados, sábado tras sábado, iluminando con su chisporroteo desordenado alguna de esas calles nocturnas que no conservará huella alguna de ese fulgor cuando hayamos desaparecido.

Alguien ha estado haciendo de todo esto un gran negocio, que ni siquiera le interesa. Pero no puede dejar de hacerlo, es evidente. Parece llevarse la mejor parte, pero quién sabe. Eso es lo que proverbialmente siente quien, como nosotros, mira siempre desde afuera. Mentira.

A nosotros nos tocaba lo nuestro. Con elegante torpeza logramos cada uno de esos tesoros que se nos disgregó entre las manos con el primer indicio del amanecer, esa otra pesadilla, para no haber sabido nunca fehacientemente si el tesorito había sido una alucinación, y perdiendo cada vez una vida, la última.

Tragedia.

Pero el estupor era disipado por el ánimo de revancha, olvidándolo todo el sábado siguiente, volviendo a creer, contando infinitas vidas. Pero no.

Acobardados vampiros desertores nunca beben sangre, pero eso no los redime.

Siempre ha llegado el día en que la cuerda se corta, los espejos estallan.

La verdad de la que fuimos fugitivos nos alcanza, nos va a hablar de frente, implacable.

Las cosas, sin el velo que las cubre, pueden abismarnos hacia la desesperación destruyéndonos. Sería un alivio.

Pero el desastre se posterga indefinidamente: detrás del velo rasgado, rápidamente otro velo cubre el tajo.

Toda la vida como un sistema de veladuras:

la felicidad es la impostora que vela a la desdicha,

la desdicha, vela al estupor,

el estupor vela al sinsentido,

el sinsentido vela a la desidia de vivir,

y la desidia posterga al estallido que nos haría fugazmente maravillosos.

 

La verdad es una estrella fugaz aniquiladora: puede llegar a pulverizarlo todo y luego nadie sabrá si el polvo de estrellas fue por su causa o por un lamentable malentendido. Pero nosotros, vampiros desertores, no conocemos a quien haya alcanzado a verla.

Entretanto, las apariencias rápidamente se reemplazan entre sí, como miasmas emanando del cuerpo que ha olvidado cómo vivir por fuera de ellas.

Casi nunca   sucede lo que nos aterra desde algún pliegue oculto: mirar de frente lo que nos dejaría ciegos.

Ni siquiera el incipiente clarear del día anunciado por el primer amanecido rugido de gorrión nos ha pulverizado como debería haberlo hecho.

Nos habremos perdido un sábado  para poder creer haber estado yendo hacia algún lado.



 

Monday, June 09, 2025

UNA REVELACIÓN ES UN TATUAJE INCOMPRENSIBLE


Fruto de la contingencia.
Error de las cosas que no se equivocan
ni tienen razón.
Una revelación,
es decir,
una fantasía excesivamente convincente.
La historia de cualquiera.

 


 

El encierro se desvela
frente al límite infranqueable.

Miles de millones de vidas
no suelen llegar hasta allí.

Algunas sí.

"Hay que huir de eso"
Y "eso" define al fugitivo.

Luego, escapar será imposible.
Hasta que el escape no tenga sentido.

La prisión era ominosa.

Afuera sus marcas serán un tatuaje incomprensible.

 

 

Monday, May 19, 2025

LOCURA



La declinación de un imperio parece engendrar crecientes brotes de locura individual y colectiva.

O en todo caso, cada loco en su extraviado delirio avisa que el mundo ha devenido un laberinto que más se desquicia a cada paso.

Pero la locura estuvo, larvada, desde el principio.

No otra cosa que un extremo delirio requiere el nacimiento de este y de aquel y de todo imperio y, luego, más locura aún requiere el diseño de la aparente cordura que lo justifique y eternice.

Un extenso mapa de "razón" se pretende a sí mismo todo imperio sobre todas las cosas.

A través de él pasarán millones de seres concibiéndose a sí mismos y al mundo, de acuerdo a las marcas de esa cartografía absurda. Querrán amar, ser justos o libres siguiendo coordenadas cerradas sobre sí mismas, que conducirán tan solo a su propio artificio.

Pero ese mapa de las cosas, detenido en su gloria, no es las cosas, siempre en constante mutación.

Un día vendrá la locura.

Ya inocultables brotes delirantes germinando frenéticamente entre las hendiduras y agrietamientos, atravesando a tu cuerpo, al mío, al de cualquiera que se vea alcanzado por la salvaje proliferación.

La irrupción de lo que naturalmente cambia de forma, cuando se inicia el resquebrajamiento inexorable, la disgregación indetenible, el dislocamiento entre la palabra imperial y las mutaciones que esa palabra ya no puede contener, el enloquecimiento de las brújulas. 


 

Tuesday, January 07, 2025

INMINENCIA

 




Un cuerpo se transforma, transforma lo que toca y lo que lo toca lo transforma, cuando la contingencia encuentra la combinación exactamente necesaria de memoria y de olvido.

De lo contrario, un exceso de memoria lo petrifica.

Y un exceso de olvido lo desintegra.

El pasatiempo de los tiempos muertos es jugar con la ley de probabilidades que sólo sabe de pasados inútiles ya, para augurar mejores tiempos.

Algo romperá la inercia. Nadie lo sabe ni puede imaginar cómo ni cuándo.

Saturday, December 21, 2024

SOMOS MARAVILLOSOS

Le han llamado felicidad o algo parecido: es un velo que se teje a sí mismo urdiendo una extraña trama con que los cuerpos invisten todo lo que esté a su alcance, quizás gozosamente, quizás bajo la amenaza de desgracias inimaginables.

Ese velo disimula la desdicha. No es fatal.

La desdicha es otro velo que aparta de la vista a la desesperación, que es otro velo que acalla al sinsentido. Nada demasiado trágico.

El sinsentido es otro velo que oculta la desidia.

La desidia, otro velo, excusa la misteriosa e indefinida postergación de ese estallido que nos haría a todos maravillosos por un segundo para que todo sea en ese segundo, maravilloso, el tiempo que a lo maravilloso le basta y sobra para manifestarse.

Los opuestos se parecen de manera perturbadora.

Esa explosión que no suele ocurrir es muy similar a la que sucede frecuentemente.

La conmoción dura un rato, la gente se pregunta por qué pasarán estas cosas y después de un par de intercambios de opiniones levemente peligrosas, la conversación deriva hacia las rutinas de no decir casi nada. Hablando sin pausa, de ser posible.

Se limpiará la escena lo más rápidamente posible, llegarán los encargados de llevarse el cuerpo al que le acaba de estallar la cabeza y todo seguirá por los carriles previstos, porque finalmente esas cosas siempre le suceden a algún otro.

 

Luego:

Se tejerá nuevamente la felicidad del velo feliz.

Velo por si llegara a resultar siniestro.

Sonrisas capitalizables.

Mohines rentados.

Y buenos deseos.



 

Thursday, December 05, 2024

DESPUÉS DE AYER


 

                                          pero había tantas otras cosas en el mundo…

El miedo era el mismo.

Los fermentos, diversos.

 

Había fermentos reactivos.

Todo lo concebían de manera bélica, pero no hubieran soportado un solo segundo en ningún frente de batalla.

No dudaban, nunca vacilaban. Cualquier opinión obedecía al orden implícito de la provocación estéril. Siempre el mismo orden. Podían resultar algo siniestros la primera vez…también, por qué no, algo fascinantes (la fascinación que un esperpento conlleva). Eran absolutamente aburridos y previsibles desde la segunda vez en adelante. Muy pronto se les adivinaba la única y rutinaria intención del exabrupto, llamar la atención como chicos caprichosos, romper algo o salir a cazar culpables, todo ello virtualmente casi siempre. O no. Patrullas perdidas el día que la guerra imaginaria se les evaporó detrás de un armisticio  firmado por nadie.

Pura impotencia.

 

Había fermentos depresivos.

El día menos pensado desaparecían y no quedaba rastro. Afantasmados definitivamente, se convertían en un gran interrogante, en un enigma; por el mero hecho de querer saber qué les había pasado, dónde se habían metido o qué hacían con sus vidas. No por alguna preocupación que moviera cierta sensibilidad hacia ellos. Solo curiosidad. Morbosa tal vez. Virtual.

Siempre es bueno tener a mano la posibilidad de confirmar una debacle que no sea la propia.

 

Había fermentos que consumían compulsivamente en el mercado de la alegría.

Scrolleaban alegrías sin parar, como si intentaran una operación mágica que les permitiera parecerse a alguna alegría, a la próxima que apareciera sumiendo en el olvido a la anterior, o a cualquiera que apareciera aleatoriamente en la memoria o en el delirio (y alguien ganaba mucho dinero con eso…). Gastaban lo que no tenían. Se endeudaban en tiempo y espacio y cada tanto, esporádicamente, alguno creía lograr su semblante de alegría; que quedaba flotando como una burbuja unos segundos hasta ser desplazado por otra burbuja más rimbombante (y alguien ganaba mucho dinero con eso…). Una vez en los márgenes, era muy común que empezaran a soplar frenéticamente para volver a sentirse en el centro de la escena. Se cuenta que a muchos un día les explotaba la cabeza…como una burbuja. Virtualmente claro. O no.

Y alguien ganaba mucho dinero con eso…

 

Tal vez hubiera muchos otros tipos de fermentos. Sería inútil citarlos a todos.  

 

Algunos presumen haber empezado a entender cómo están funcionando las cosas. Podrían callarse.

Allá afuera las cosas ya han dejado de ser así. Ahora hemos llegado a esto y no sabemos cómo.

Las taxonomías caducan rápido. Todo ha mutado aceleradamente desde la última vez.

El miedo cambiará porque ya ha cambiado

No sabemos qué pasa y tendríamos que saberlo.

Cuando lo sepamos, será inútil.

Mañana tal vez sea diferente.

 

 

Thursday, November 14, 2024

EL IMPERIO

El Orden Cósmico puede ser real o imaginario. También el Caos.

Todas las palabras pueden ser reales o imaginarias. Si pasan de un estado al otro, es porque ambos las habitan.

El suelo puede desaparecer bajo los pies y no habrá sitio alguno hacia el cual caer.

 El aire puede cristalizarse como un diamante en el próximo instante para destrozar lo que se le oponga.

Ninguna mitología es definitivamente consistente cuando al mismo tiempo algo nos dice.

Ningún concepto tiene asegurada la eternidad mientras deslumbra en sus conclusiones o maravilla en la potencia de sus sentidos, imaginarios o reales todos.

El Poder detiene las cosas por un instante.  Algún tiempo o siglos. Lo mismo da. Pero es perentorio, deletéreo.

El Poder es impotente, ya se sabe. Pero es Poder mientras su impotencia no sea evidente. Mientras se lo imagine real (la Realeza...)

 

Entonces, el deseo de liberarse de "la realeza" puede llegar a hacernos saber que el Deseo siempre lo es de lo imposible, o sea, de lo real, o sea, de lo imaginario.

Pero Deseo es también una palabra. Por lo tanto, puede llegar a querer decir otra cosa. Siempre otra cosa cada vez.

Nada detiene a nada en ningún lugar.

Medimos el tiempo de acuerdo a lo que tarda una partícula de polvo cósmico en completar un círculo en torno a una chispa.

No podemos saber acabadamente qué significa "efímero"(otra palabra...)

El Imperio será efímero, cualquier cosa sea que eso signifique.