Saturday, December 21, 2024

SOMOS MARAVILLOSOS

Le han llamado felicidad o algo parecido: es un velo que se teje a sí mismo urdiendo una extraña trama con que los cuerpos invisten todo lo que esté a su alcance, quizás gozosamente, quizás bajo la amenaza de desgracias inimaginables.

Ese velo disimula la desdicha. No es fatal.

La desdicha es otro velo que aparta de la vista a la desesperación, que es otro velo que acalla al sinsentido. Nada demasiado trágico.

El sinsentido es otro velo que oculta la desidia.

La desidia, otro velo, excusa la misteriosa e indefinida postergación de ese estallido que nos haría a todos maravillosos por un segundo para que todo sea en ese segundo, maravilloso, el tiempo que a lo maravilloso le basta y sobra para manifestarse.

Los opuestos se parecen de manera perturbadora.

Esa explosión que no suele ocurrir es muy similar a la que sucede frecuentemente.

La conmoción dura un rato, la gente se pregunta por qué pasarán estas cosas y después de un par de intercambios de opiniones levemente peligrosas, la conversación deriva hacia las rutinas de no decir casi nada. Hablando sin pausa, de ser posible.

Se limpiará la escena lo más rápidamente posible, llegarán los encargados de llevarse el cuerpo al que le acaba de estallar la cabeza y todo seguirá por los carriles previstos, porque finalmente esas cosas siempre le suceden a algún otro.

 

Luego:

Se tejerá nuevamente la felicidad del velo feliz.

Velo por si llegara a resultar siniestro.

Sonrisas capitalizables.

Mohines rentados.

Y buenos deseos.



 

Thursday, December 05, 2024

DESPUÉS DE AYER


 

                                          pero había tantas otras cosas en el mundo…

El miedo era el mismo.

Los fermentos, diversos.

 

Había fermentos reactivos.

Todo lo concebían de manera bélica, pero no hubieran soportado un solo segundo en ningún frente de batalla.

No dudaban, nunca vacilaban. Cualquier opinión obedecía al orden implícito de la provocación estéril. Siempre el mismo orden. Podían resultar algo siniestros la primera vez…también, por qué no, algo fascinantes (la fascinación que un esperpento conlleva). Eran absolutamente aburridos y previsibles desde la segunda vez en adelante. Muy pronto se les adivinaba la única y rutinaria intención del exabrupto, llamar la atención como chicos caprichosos, romper algo o salir a cazar culpables, todo ello virtualmente casi siempre. O no. Patrullas perdidas el día que la guerra imaginaria se les evaporó detrás de un armisticio  firmado por nadie.

Pura impotencia.

 

Había fermentos depresivos.

El día menos pensado desaparecían y no quedaba rastro. Afantasmados definitivamente, se convertían en un gran interrogante, en un enigma; por el mero hecho de querer saber qué les había pasado, dónde se habían metido o qué hacían con sus vidas. No por alguna preocupación que moviera cierta sensibilidad hacia ellos. Solo curiosidad. Morbosa tal vez. Virtual.

Siempre es bueno tener a mano la posibilidad de confirmar una debacle que no sea la propia.

 

Había fermentos que consumían compulsivamente en el mercado de la alegría.

Scrolleaban alegrías sin parar, como si intentaran una operación mágica que les permitiera parecerse a alguna alegría, a la próxima que apareciera sumiendo en el olvido a la anterior, o a cualquiera que apareciera aleatoriamente en la memoria o en el delirio (y alguien ganaba mucho dinero con eso…). Gastaban lo que no tenían. Se endeudaban en tiempo y espacio y cada tanto, esporádicamente, alguno creía lograr su semblante de alegría; que quedaba flotando como una burbuja unos segundos hasta ser desplazado por otra burbuja más rimbombante (y alguien ganaba mucho dinero con eso…). Una vez en los márgenes, era muy común que empezaran a soplar frenéticamente para volver a sentirse en el centro de la escena. Se cuenta que a muchos un día les explotaba la cabeza…como una burbuja. Virtualmente claro. O no.

Y alguien ganaba mucho dinero con eso…

 

Tal vez hubiera muchos otros tipos de fermentos. Sería inútil citarlos a todos.  

 

Algunos presumen haber empezado a entender cómo están funcionando las cosas. Podrían callarse.

Allá afuera las cosas ya han dejado de ser así. Ahora hemos llegado a esto y no sabemos cómo.

Las taxonomías caducan rápido. Todo ha mutado aceleradamente desde la última vez.

El miedo cambiará porque ya ha cambiado

No sabemos qué pasa y tendríamos que saberlo.

Cuando lo sepamos, será inútil.

Mañana tal vez sea diferente.